¿El lenguaje menos traducido?

Quienes vivan en una gran ciudad, seguramente habrán tomado nota de la gran cantidad de texto presente en los espacios menos pensados del paisaje urbano. Buena parte de estos textos son “obra” de pandillas, quienes utilizan los graffiti como su periódico, o como su tablero de anuncios. Estas inscripciones marcan su territorio y además envían claros mensajes a los miembros de las pandillas rivales. Si una persona es capaz de leer los graffiti pandilleros, debería poder saber qué es lo que sucede en un barrio en particular.

Y al investigar para esta entrada, me topé con la existencia de una app diseñada exclusivamente para desentrañar el esquivo código del graffiti pandillero. Partiendo de una tecnología para el reconocimiento de símbolos, se modificó su algoritmo para interpretar las inscripciones que las pandillas utilizan para marcar su territorio, desafiar a rivales y anunciar el poder de una agrupación.

Ocurre que el graffiti pandillero puede ofrecer información vital a la hora de prevenir actividades criminales. La capacidad de rastrear el movimiento de las pandillas permite que las comunidades desarrollen estrategias para mitigar incidentes violentos, entre otros inconvenientes.

Los usuarios de la aplicación de Reconocimiento e Interpretación Automática de Graffiti (GARI, por sus siglas en inglés), toman una fotografía del graffiti y la suben a la base de datos junto a las coordenadas de GPS, la fecha y la hora. El usuario luego recibe un análisis detallado de la afiliación de la pandilla, una interpretación del mensaje en la inscripción y la ubicación geográfica de otros graffiti similares.

A diferencia de lo que ocurre con la gran mayoría de los textos interpretados para ser traducidos, los graffiti tienen un grado entre bajo y relativo de estandarización, lo que dificulta su comprensión inmediata. No existe una guía de instrucciones para abrirse camino por este sinuoso código, y un símbolo, dibujado por diferentes personas, puede variar ampliamente.

Poder entender este lenguaje implica adjudicarle la importancia correspondiente a elementos supra- o extra-lingüísticos que adquieren una relevancia contextual clave para su eventual traducción, como el color de las letras (que podría indicar la pertenencia a una crew determinada) o la tipografía (que al igual que la grafía de un idioma común y corriente, nos permitiría saber de qué origen es el graffiti).