Leamos el entorno

Hay un concepto relacionado el lenguaje que puede ser un poco intimidante para los nuevos escritores. Justo cuando pensaban que estaban dominándolo, se precipita y cambia las reglas.

Me refiero al concepto de registro, que describe, entre otros fenómenos, la relación entre las reglas gramaticales, el vocabulario y el contexto.

Es fácil para las personas saber cuándo están fuera de lugar en situaciones sociales porque todas las pistas están a la vista, y porque alguien los pondrá en su lugar si alguna vez no se comportan bien. Todos estamos muy familiarizados con los modales, la moda, las dinámicas dentro y fuera de los grupos, las relaciones de poder, entre otros ámbitos, y las consecuencias de cometer errores en situaciones sociales.

Sin embargo, en el caso de la redacción, el contexto social no es tan obvio y no hay una devolución instantánea. Un escritor debe imaginar este contexto, aplicar las reglas apropiadas y usar el vocabulario correcto. Esta es la parte difícil. Es posible que haya aprendido a escribir en un registro muy formal y educado. Es posible que le hayan enseñado que esa es la única forma correcta de escribir, lo que crea un sesgo poco útil, que genera contextos desconocidos cuando uno menos los espera.

Un buen ejemplo de usar el registro incorrecto son los guiones de TV escritos por guionistas novatos. El advenimiento del video a pedido y de los nuevos medios de comunicación ha brindado la oportunidad de comenzar la carrera en este ámbito a muchos nuevos guionistas. Si escucha atentamente cualquiera de las últimas novelas policiales o de suspenso, se dará cuenta de que los diálogos no fluyen con naturalidad y rompen las reglas del registro coloquial.

El registro coloquial refleja cómo las personas se comunican a diario para ocuparse de sus asuntos lo más rápidamente posible, y en este contexto, las reglas para escribir cartas y artículos de periódicos no deberían aplicarse. Estos diálogos suenan rebuscados, poco naturales y simplemente erróneos. Entonces, antes de escribir, tenga un poco de sentido común y «lea» el entorno. Imagine quién es su audiencia y use el registro correcto para ese contexto.

Hoy en día, existe incluso un estándar internacional de la industria para identificar registros como conjuntos de datos diferentes, para aplicaciones en el procesamiento del lenguaje natural, traducción, etc. Y si las máquinas pueden hacerlo, significa que las reglas son lo suficientemente claras como para que las entendamos. Solo necesitamos un poco de entrenamiento y práctica.

Nuestros traductores y revisores profesionales tienen innumerables horas de experiencia en la redacción en todos los contextos y poseen el conocimiento que respalda sus habilidades. Si alguna vez necesita de nuestra experiencia, comuníquese con nosotros por teléfono, correo electrónico o chat.