Palabras, palabras y más palabras

¿Se ha detenido a pensar en la cantidad de palabras que conoce y utiliza? El vocabulario de la lengua materna de un adulto promedio cuenta con miles de palabras. Quienes son monolingües tal vez no han reparado de forma consciente en la dimensión de dicho vocabulario, pero para los lingüistas es importante hacerlo. ¿Cómo recuerdan una serie al parecer interminable de palabras en su propio idioma, e incluso en un idioma extranjero? Y no nos olvidemos de que algunos lingüistas profesionales dominan tres o cuatro idiomas extranjeros: esto significa una gran cantidad de palabras. ¿Cómo los traductores e intérpretes, que dependen más que nada de estas palabras, pueden recordarlas todas?

En mi última entrada mencioné algunas de las diferencias entre el trabajo de estos dos tipos de lingüistas. Como es de esperar, también difiere el modo en que solucionan esta necesidad de conocer tanto vocabulario como sea posible. ¿Cómo?

Afortunadamente para los traductores, no están obligados a recordar en todo momento todas las palabras que componen un idioma extranjero. Por lo general utilizan una herramienta llamada memoria de traducción; se trata de una función del programa que utilizan para traducir que calcula el grado de similitud entre el segmento del texto de origen en el que están trabajando  y cualquier otro segmento de texto que ha sido previamente traducido en proyectos del mismo área (por ejemplo, mercadotecnia o derecho) o para el mismo cliente. Si la memoria encuentra una porción de texto previamente traducido con un grado significativo de similitud, el programa los compara, y ayuda al traductor decidir cómo traducir ese segmento.

Las memorias de traducción ofrecen posibles traducciones, pero el traductor necesita inevitablemente usar su propio criterio para decidir cuál será la traducción final de un determinado segmento del texto de origen. Por otro lado, una base terminológica, que -como su nombre lo indica- es una lista de términos del idioma de origen y su traducción en el idioma de destino, directamente indica al traductor qué palabra o frase utilizar. Como tales, las bases terminológicas pueden ser muy útiles en traducciones de alto nivel técnico. No obstante, ambas bases terminológicas y memorias de traducción son útiles solo si están «descontaminadas». Una memoria de traducción o base terminológica «contaminada» contiene un número excesivo de entradas para cada término o segmento, y esto hace que el traductor tenga que decidir entre un número demasiado grande de posibles opciones.

Por desgracia, los intérpretes no suelen tener la misma cantidad de información a su alcance. Aunque tienden a prepararse lo mejor posible antes de una sesión de interpretación -debido a que suelen trabajar bajo mucha más presión que los traductores- con frecuencia tienen solo una cuestión de segundos para producir su mejor traducción de lo que por lo general es terminología compleja, ya que interpretan únicamente ayudados por su experiencia y memoria.

A pesar de que existen varias diferencias entre las tareas de los traductores e intérpretes, lo que une ambos trabajos es la necesidad de adquirir y aplicar una inmensa cantidad de palabras para expresar con eficacia la complejidad del mundo en que vivimos.