Cómo limpiar una memoria de traducción y no morir en el intento

Como les contamos en nuestra entrada anterior. Para limpiar la memoria de traducción de uno de nuestros clientes más grandes y antiguos, usamos el reporte de Xbench que importamos en una planilla de Excel, y elegimos el programa Olifant para editar la memoria. La memoria tenía miles de segmentos, y Xbench nos informaba más de dieciséis mil inconsistencias. Fue un trabajo de muchas horas, pero logramos salir airosos, les contamos cómo.

Con nuestra planilla de Excel a la vista y la memoria abierta en Olifant llegó la hora de unificar las inconsistencias. Como la persona que realizó la tarea conoce bastante al cliente, en la mayoría de los casos sabía cuál era la mejor opción, pero siempre que surgían dudas podía consultar con los gerentes a cargo del proyecto, quienes, a su vez, consultaban con el cliente.

Para introducir cambios en la memoria, no tenía más que ejecutar “Buscar y Reemplazar” (Ctrl + H) en Olifant, pegar la versión “no preferida” y la “preferida” (por llamarlas de alguna manera, ya que no siempre había una incorrecta) en las cajas correspondientes, y hacer los reemplazos pertinentes. Si bien existe la opción de reemplazar todo, en este caso no era una forma de implementar cambios que diera mucha seguridad. A veces, el segmento que hay que modificar está compuesto por dos o tres palabras que también aparecen en otra instancia como parte de una oración, y reemplazar todo sin analizar cada caso puede llevarnos a introducir errores.

Como casi todos los programas, Olifant también ofrece las opciones de hacer que coincidan las mayúsculas, hacer que coincida toda la palabra y usar expresiones regulares. Esta última opción nos resultó verdaderamente útil a la hora de revisar las cifras. Como el cliente se desempeña en la industria tecnológica, muchos de sus textos están plagados de cifras: dimensiones, cantidades, capacidades…

A su vez, por cuestiones de formato, suele suceder que cada una de las cifras esté rodeada de etiquetas, lo que complica distinguir las cifras que corresponden a los números de las que forman parte de una etiqueta. Para corregir estas cuestiones, usamos las expresiones regulares con la ayuda de nuestro equipo de informática.

Y así, con la colaboración de los gerentes, los lingüistas, el departamento de informática y el cliente, logramos llevar a cabo nuestra tarea de limpiar la memoria, una tarea que, como dijimos antes, conviene hacer de vez en cuando para evitar que se llene de segmentos obsoletos.