¿Los rusos y los ucranianos hablan la misma lengua?

Cuando se desata un conflicto global, los lazos complejos entre la lengua y la identidad nacional rápidamente asumen un papel protagónico. Mientras observamos cómo los mapas, los canales de televisión y los diarios cambian la grafía de la capital de Ucrania a Kyiv, en lugar de la antigua grafía rusa Kiev, la guerra actual entre Rusia y Ucrania llama urgentemente la atención sobre la lengua.

Dado que Vladimir Putin ha apostado por la invasión sobre la base de que los rusos y los ucranianos son un mismo pueblo, es esencial comprender que el ruso y el ucraniano son dos lenguas distintas y destacar las diferencias entre ellas.

Parecidas pero no idénticas

Ambas lenguas pertenecen a la familia de las lenguas eslavas: comparten una historia que explica sus similitudes. Como otras lenguas de la misma familia —hay nueve en total, entre ellas el bielorruso, el polaco, el checo y más— el ruso y el ucraniano tienen sus orígenes en la milenaria lengua protoeslava.

Sin embargo, a través de los siglos, se produjeron varios cambios semánticos, ortográficos y fonológicos, entre otros, que condujeron a estas dos lenguas por caminos divergentes. Por ejemplo, mientras que las dos lenguas usan el alfabeto cirílico, hay cuatro letras rusas que no existen en el alfabeto ucraniano (‘ё’, ‘ъ’, ‘ы’, ‘э’) y cuatro letras ucranianas que no existen en el alfabeto ruso (‘ґ’, ‘є’, ‘і’, ‘ї’). Estas disparidades señalan las diferencias fonológicas entre las dos lenguas. Además, al contrario del ruso, el ucraniano todavía mantiene el caso vocativo (caso gramatical que cumple la función apelativa) y usa un tiempo futuro distinto.

¿Hay un vocabulario compartido?

El ruso y el ucraniano tienen una similitud léxica del 55 al 62 %, aproximadamente, lo que no es suficiente como para que sean mutuamente inteligibles. Es más o menos lo que un angloparlante promedio entendería del neerlandés. En la práctica, el ruso y el ucraniano tienen diferencias de vocabulario que pueden confundir en poco tiempo a los que no son hablantes nativos.

Por ejemplo, los nombres de los meses son distintos: en ruso, agosto es Август, mientras que en ucraniano se dice Серпень. Los meses en ruso fueron tomados del antiguo eslavo eclesiástico, una lengua literaria, mientras que los meses en ucraniano derivan de la lengua vernácula local, la que hace referencia a elementos significativos de cada mes. Серпень, por ejemplo, es una referencia a la segadera que se usa para la cosecha estival.

Es más, como provienen de la misma familia de lenguas, el ruso y el ucraniano tienen muchos falsos cognados. Estas son palabras que se escriben de manera similar, pero tienen significados distintos, como, por ejemplo, gift, que, en inglés significa ‘regalo’ y en alemán, una lengua cercana, significa “veneno”. Las sutilezas de las grafías y los significados son de vital importancia para las traducciones precisas.

Dialectos, híbridos e historia

Ninguna lengua se desarrolla completamente aislada. Durante su historia, Ucrania ha tenido contacto con otros países, lo que contribuyó a la existencia de varios dialectos ucranianos y a la abundancia de extranjerismos provenientes del polaco, del alemán, del checo, del turco, del tártaro y más. Algunos ucranianos hablan un híbrido llamado surzhyk que combina elementos del ruso y del ucraniano.

Mientras que muchos ucranianos son hablantes nativos o competentes de lengua rusa, ya que esta era la lengua dominante en la Unión Soviética, la mayoría de los rusos no hablan ucraniano. De hecho, el ucraniano ha sido excluido, despreciado y hasta prohibido en Rusia en distintos momentos de su historia. Teniendo en cuenta estos hechos se entiende por qué la lengua es fundamental para la identidad nacional ucraniana.

La relación lingüística entre el ruso y el ucraniano es compleja. Si bien las dos lenguas son similares, no son iguales, ya que han seguido distintos caminos a través de importantes cambios históricos, culturales y lingüísticos. Los servicios de traducciones profesionales que conocen la diferencia entre estas dos lenguas son necesarios para tener en cuenta lo esencial del contexto, para evitar malentendidos y para atravesar los peligros políticos de trabajar con estas dos lenguas.