Lo que faltaba: llegó el algospeak

La lengua es un fenómeno viviente. Aunque no tengamos esto en cuenta en el día a día, las lenguas que hablamos cambian constantemente. En su esencia, la lengua es una herramienta que facilita la comunicación y, según cambian nuestras vidas (de sociedades agrarias a ciudades con economías complejas a la era digital con rápidos avances tecnológicos), también cambia nuestra lengua.

Si quieres ver pruebas, lee un texto escrito en inglés antiguo. Seguimos llamándolo “inglés”, pero ha cambiado tanto en estos siglos que se nos hace imposible entenderlo sin estudiarlo o traducirlo al inglés actual.

En una escala menor, el inglés sigue evolucionando y adaptándose a nuestras necesidades para que podamos comunicarnos de una manera más eficaz. Nuevas palabras se inventan constantemente y otras se reciclan para ser útiles en una sociedad cada vez más tecnológica. Si has estado en redes sociales, seguramente te hayas cruzado con un gran ejemplo de los cambios lingüísticos actuales, probablemente de manera inadvertida: el algospeak.

Qué es el algospeak

Algospeak es una palabra tan nueva que el corrector de ortografía de Word no la reconoce todavía y lo marca como error en mi pantalla. Viene da la palabra “algoritmo”, aquel programa al que los creadores de contenido en las redes sociales deben adaptarse. Este algoritmo decide qué publicaciones serán promovidas y mostradas a los usuarios y qué publicaciones quedarán escondidas según un complicado conjunto de reglas y criterios. Parte de estos criterios tiene que ver con evitar que se filtren publicaciones con contenidos o lenguaje no aptos para todo público. Para lograr esto, las plataformas utilizan la inteligencia artificial, para censurar palabras que pueden ser perjudiciales para los consumidores.

Algospeak se refiere a los cambios en el lenguaje que utilizan los creadores de contenidos para burlar la censura. Por ejemplo, palabras como dead (muerto) o killed (asesinado) son etiquetadas por la inteligencia artificial de las redes sociales por estar asociadas con la violencia. Para burlar esta censura, los creadores de contenidos usan neologismos como unalive (sinvida) o unalived (sinvidado) para transmitir el mismo mensaje sin ser censurados. Los usuarios de internet tienen que recurrir a estas estrategias para hablar de temas controvertidos, como por ejemplo la derogación de la sentencia de Roe contra Wade en Estados Unidos o la reciente crisis sanitaria.

De hecho, la pandemia trajo consigo varios nuevos términos de algospeak. Algunos creadores de contenido en TikTok y en otras plataformas se referían a ella como la panini o la Panda Express, para evadir la inteligencia artificial que restringía videos que mencionaban la pandemia, por temor a la difusión de información falsa.

No hay reglas estrictas para el algospeak. La jerga puede formarse con rimas o palabras similares, como «panini» en lugar de ‘pandemia’, pero también puede proceder de un sinsentido. Por ejemplo, hay trabajadores de sexuales que se hacen llamar contadores para ocultar su verdadera profesión. De cierta forma, esta jerga nos puede recordar el argot que se usaba a principios del siglo XX entre criminales y en los arrabales de las grandes ciudades. Si bien se trata de la misma lengua, los vocablos se deforman para despistar a los oyentes no iniciados u hostiles.

¿Qué problema hay, entonces?

Sin embargo, además de ser un fenómeno fascinante para los entusiastas de las lenguas, la existencia del algospeak pone en evidencia los problemas causados por la censura y demuestra lo difícil que resulta conciliar la libertad y la seguridad en Internet mientras esta se inmiscuye cada vez más en nuestras vidas.

Por un lado, parte de la censura algorítmica de la inteligencia artificial en las redes sociales puede evitar que usuarios vulnerables o impresionables, como los niños, estén expuestos innecesariamente a contenido potencialmente perturbador. Por otro lado, tal censura puede hacer que sea más difícil sostener importantes debates públicos sobre ciertos temas delicados, debido a las prohibiciones absolutas de ciertas palabras.

El hecho de que ya existan artículos sobre esta jerga sugiere que las redes sociales también pueden advertir su uso y comenzar a contrarrestarla, censurando cualquier neologismo evasor que apareciere. Una cosa está clara: no habrá una solución fácil para un problema tan matizado.

Y, si bien se trata de un asunto complejo, es interesante observar cómo lidiamos como sociedad con los avances de las tecnologías digitales y qué límites habría que imponer para evitar abusos. El tiempo revelará qué cambios habrá en las distintas lenguas. No está en nuestros planes todavía. Pero quizá, algún día, Trusted Translations tendrá que incorporar el algospeak a sus servicios de traducción.

Foto de Дмитрий Хрусталев-Григорьев en Unsplash