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En caso de que un texto cuente con una traducción, una edición posterior y una relectura final, el “backtranslation” pareciera no ser necesario. Lo más probable es que se reciba un texto fiel al original. Pero, por supuesto, existen los casos en los que resultan muy efectivos, sobre todo en los de aspecto técnico, donde se puede corroborar con mayor facilidad y notoriedad el trabajo de investigación del traductor.
Mi experiencia con este tipo de trabajos fue que, al leer el texto del proyecto solicitado se podía notar claramente que se trataba de una traducción, causa que seguramente provocó que el cliente nos solicite una “backtranslation”. Algo clave es nunca mencionar que el texto es una traducción, para poder notar con sinceridad si este hecho es o no evidente. Y, de ser claramente notorio, las posibles causas pueden ser tanto de ausencia de edición como de relectura; paso en el que deberían no sólo corregirse posibles errores, sino también pulir el texto de una forma en que parezca que el idioma destino es el original. ¿Cuales son las causas? Por lo general esto sucede por trabajar con un particular que realice sus labores aislado, y sin alguien que realice estos dos pasos posteriores, por carencia de fuentes informativas o consecuencia de un tiempo de trabajo reducido que permita una propia investigación o revisión del texto.
Por lo tanto, en un texto que requiera de investigación, una “backtranslation” puede ayudar; pero, hay que tener en cuenta que se estaría pagando nuevamente por una traducción. Por otro lado, a veces conviene asegurarse que haya una edición y relectura, es más económico, pero resulta muy eficaz al momento de presentar la traducción final a un cliente que la haya solicitado.